Por Teresa Montaña González.

Juez Administrativa de Bogotá.

Docente Universitaria.

 

A partir de la experiencia de participar en un proceso democrático  para ser elegida representante de egresados al Consejo Directivo de la Universidad Libre Seccional Bogotá  periodo 2017-2019, surge la idea de escribir este ensayo, tal vez porque es una oportunidad nueva  para reflexionar  sobre las categorías arendtianas que estudie para realizar mi trabajo de grado  “Los Atributos de la política en Hannah Arendt[1]” para obtener el título de maestría; el propósito de este documento es presentar un repaso[2] de lo que puede entenderse por política  y  no política, desde la perspectiva de esta filosofa que aunque polémica por la dificultad que resulta encajar su pensamiento dentro de las corrientes tradicionales de la filosofía política, su propuesta invita a repensar la política.

 

Estudiar la obra de Arendt, permite  oponer los atributos positivos  y negativos asignados a la política, tema de bastante importancia dentro del contexto colombiano donde parece no existir compresión de lo que es la política lo que  imposibilita hacer un ejercicio político transparente en beneficio de todos; el objetivo  no es presentar un concepto definitivo de política, toda vez que nisiquiera Arendt lo hizo, sino la descripción de algunas de las características que evitan confundir la política con aquello que no lo es.

 

Para iniciar con este repaso sobre las características arendtianas que distinguen la política, en la “Condición Humana” esta filosofa hace un análisis de cada una  de las actividades fundamentales de la Vita Activa (labor, trabajo y acción) para llegar a la concusión que la política es Acción.

 

Dentro del pensamiento de  Arendt es clara la diferencia  entre la Vida Activa (bios politikos) y la Vita Contemplativa (bios teoritikos) para  mostrar como la Vita Activa ha sido despreciada dentro de la tradición filosófica y política occidental en perjuicio de la política, de aquí su preocupación filosófica, por la Acción y su deseo de reencontrarla en la Edad Moderna, época  en que Acción y Discurso han perdido poder, en perjuicio de la política que hoy parece carecer de sentido.

 

En este orden de ideas Arendt en su obra narra cómo la comunidad (koinonía) política clásica, en la modernidad se transforma en sociedad (societas), con la intención de distinguir lo social de lo político y depurar la política de aquellos elementos que corrompen su contenido. Así, Arendt parte del supuesto que durante la modernidad la jerarquización de las actividades humanas Labor, Trabajo y Acción, fue trastocada al punto que la Acción considerada como la actividad humana por excelencia, paso a ser ocupar el último lugar dentro de dicha ordenación, hecho que trajo como consecuencia, la pérdida de sentido de la política, pues, acuerdo con Arendt, la Labor y el Trabajo, son actividades prepolíticas vinculadas con procesos naturales bien sea por la necesidad o la violencia, pues la Labor está orientada exclusivamente a la satisfacción de las necesidades biológicas, en tanto que el Trabajo se encamina a la elaboración de objetos duraderos, que llevan implícito un proceso de violencia sobre la naturaleza; razón por la cual, labor y trabajo son irreconciliables con la política, ya que es impensable la fundación de formas de poder basadas en la necesidad.

 

El hecho que en el mundo moderno, Labor  y Trabajo hayan pasado a ocupar la escala más elevada dentro de la ordenación de las actividades humanas, altera en términos arendtianos la razón de ser de lo político, toda vez que lo privado pasa a ser público, las necesidades humanas que antes eran resueltas en la esfera privada ahora son asuntos públicos. Para Arendt, este fenómeno condujo a que las fronteras que existían entre las esferas privada y pública desaparecieron, y en consecuencia surgiera un ámbito mixto “lo social”, que mezclo indiscriminadamente los intereses públicos y privados de los hombres.

 

La esfera social es una creación de la Edad Moderna afirma Arendt, esta era inexistente en la Grecia Antigua, en la que se distinguía entre esfera pública y esfera privada. En la Antigüedad era claro que la polis era el espacio para la política, es decir, para la libertad, la acción y el discurso, en tanto que el hogar era el lugar para la satisfacción de las necesidades, la desigualdad y la violencia. Lo social por el contrario, funde el mundo común y las necesidades biológicas bajo la denominada administración o por mejor decir en el gobierno de la economía política, o del Estado propiedad privada, definiendo un modo particular de reproducir la vida.

 

Arendt, refleja a lo largo de su pensamiento una apatía hacia la esfera social a la que considera un híbrido que no es ni público ni social, producto de la instrumentalización de la Acción durante la modernidad, entendimiento de lo público a partir del cual se genera una propuesta novedosa e independiente de la política.

 

Es dentro de esta perspectiva opuesta a la modernidad que Arendt, considera la política como la única actividad exclusivamente humana, posible sólo entre hombres libres e iguales, que jamás puede tener como móvil la necesidad, pues su preocupación no es otra que el mundo. Política que se realiza a través del discurso, de la palabra; pues la Acción en términos arendtianos es la constante discusión y debate en torno a aquellos problemas que afectan la humanidad y no pueden resolverse con certeza.

 

Y aquellos problemas que afectan a la humanidad, al mundo, que no pueden resolverse con certeza no son las necesidades de la vida (hambre, techo, salud), pues para Arendt, estas son asuntos que deben y pueden resolverse por medio de la administración y no del debate público[1]. Entonces, para Arendt lo político trasciende el ámbito de la mera resolución de las necesidades, lo público está referido a aquellos acontecimientos de los cuales se derivan diversos puntos de vista que deben ser reconciliados a través del discurso.

 

En este orden de ideas la Arendt, establece una disociación entre lo político y lo social, razón por la cual considera, “que precisamente el hecho de que en la actualidad en política no se trate ya más que de la mera existencia de todos es la señal más clara de la desgracia a que ha ido a para nuestro mundo –una desgracia, entre otras que amenaza con liquidar la política[2]”. Pues de acuerdo con su pensamiento en la esfera pública todo puede ser sometido a discusión excepto las necesidades de la vida, pues ella parte del supuesto que a lo público sólo es posible acceder una vez se estas están satisfechas.

 

Aunque son muchas las críticas hechas a Arendt, respecto a esta separación entre lo político y social, para ella es claro que las necesidades sociales no pueden resolverse por medios políticos tal como lo afirma en “Sobre la Revolución”, al explicar el fracaso de la Revolución Francesa, que intento liberar al pueblo de pobreza a través de la política. Para ella los problemas de la política están orientados a la creación de nuevos cuerpos políticos, es decir a la libertad, entendida como la participación en los asuntos públicos y no a la simple liberación de las exigencias de la vida, de ahí su afirmación que “libertad y política son idénticas y donde no hay esta última tampoco hay espacio propiamente político[3]

 

En este sentido es bueno traer a colación la siguiente cita, que permite comprender de manera más precisa, la disociación arendtiana entre lo político y lo social:

 

De acuerdo con Benhabib, si analizamos ahora la relación entre lo social y lo político, podemos observar tres niveles de análisis: en un primer nivel lo social y lo político designan diferentes esferas con contenidos distintos. Así la discusión sobre temas económicos sería una discusión propia de la esfera social, mientras que el debate sobre las enmiendas constitucionales se situaría en la agenda de lo político. En segundo nivel, designa actitudes y mentalidades: lo social correspondería más a una actitud que trata a las otras personas como medios para fines, como es la satisfacción de necesidades vitales…..Por último lo social y lo político designan una distinción institucional, donde lo social haría referencia a la economía así como a la sociedad civil mientras que lo político correspondería a la esfera pública, al Estado y a las instituciones.

 

De esta concepción de lo político y lo social, es que Arendt entiende que la política, constituye una actividad que es un fin en sí misma, y tiene como contenido la acción conjunta de los ciudadanos, en torno a la libertad entendida como participación en la esfera de los asuntos humanos, con el propósito de generar acontecimientos que sean capaces de interrumpir el tedioso transcurrir de la vida. A través de procesos de diálogo, deliberación, al margen de cualquier tipo de violencia. La política permite al hombre unirse a sus pares, actuar concertadamente y alcanzar objetivos y empresas inimaginables, milagrosas. Entonces la política, concebida así, es tomar iniciativa, comenzar, poner en movimiento, agregar algo nuevo al mundo, a través de la Acción los hombres son capaces de un segundo nacimiento, de la posibilidad interrumpir los procesos naturales, de romper con la repetición de la labor e insertar en el mundo lo innovador, en beneficio de todos.

Así desde, la perspectiva arendtiana, es claro que el ejercicio político, debe trascender el ámbito de la resolución de las necesidades básicas humanas, en consecuencia mi Acción debe orientarse   al hacer de tareas transformadoras en beneficio general de quienes ahora represento.

 

 

[1] .Al respecto Arendt afirma: Por otra parte todo aquello que de hecho podemos resolver  y que fue denominado por Engels “la administración de las cosas son en general cosas sociales”…En Arendt sobre Arendt. Un debate sobre el pensamiento político. P. 153

[2] .Arendt Hannah.  ¿Qué es la política? Barcelona. Editorial Paidos 1977. P. 92

[3]. Ibíd., p. 76

 

 

 

 

[1].Hannah Arendt, nacida Johanna Arendt (Linden-Limmer, 14 de octubre de 1906-Nueva York, 4 de diciembre de 1975), fue una filósofa política alemana, posteriormente nacionalizada estadounidense, de origen judío, y una de las más influyentes del siglo XX.  Entre sus obras.  “La condición Humana”, “¿Qué es la política?”, “Sobre la Revolución”, ensayo sobre la violencia compilado en “Crisis sobre la república”.

[2].La fuente de este ensayo es el capítulo final de mi tesis, para obtener el título de Magistra en Estudios Políticos.

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